Yo ya he muerto,
ya estoi frio,
seco, tieso como un higo,
así y todo yo me rio.
Ya no hay luz en mi ataúd,
en el que me encuentro metido,
rajado, podre, enmohecido,
así y todo yo me rio.
Todo empezó aquella noche
al salir de aquel garito,
mi corazón lanzó un grito
con lo que mis ojos vieron.
Pues lo que mis ojos vieron,
mi corazón lo ignoraba,
la mujer que yo amaba
de la mano de otro se abrazaba.
Todo lo que me decías
mentiras las que contabas,
que era a mí a quien amabas
y en mí solo tú pensabas.
Todo aquello se esfumó
cuando por la calle abajo
agarrada de tu brazo
iba otro y no era yo.
Tanto como me dijiste
que sin mí estarías muy triste
pronto ya se te olvidó,
cuando agarrada a tu brazo
iba otro y no era yo.
Tu corazón enamorado
pronto había encontrado
refugio en otro lado.
Decías que me querías
pero pronto aparecías
con otro que no era yo.
La rabia entraba en mi alma,
hasta que perdí la calma,
encolerizado y decidido
aparté de un buen codazo
al que te agarraba del brazo,
ese que no hera yo.
Sin medir las consecuencias
agarrada de tu brazo
íbamos calle abajo
discutiendo tu mal paso.
La tragedia se palpaba
cuando por la espalda entraba
un aire seco y muy frio,
una navaja había sido.
sigo andando no me detengo,
derrepente voy sintiendo
más frio sobre mi espalda,
más hierro sobre mi cuerpo
del otro que no era yo.
Ya me doblo, caigo al suelo
así y todo no me rajo,
sigo agarrada a tu brazo,
ese es todo mi consuelo.
Ya me doblo caigo al suelo,
pero entonces miro al cielo,
son tus ojos lo que veo,
es entonces cuando muero.
Yo ya he muerto
ya me he ido,
seco, tieso como un higo.
así y todo yo me rio.
